miércoles, 24 de julio de 2013

'Poseído', para coro mixto y orquesta - sobre el poema homónimo de Alberto Hidalgo

A continuación quiero compartir con ustedes, y a modo de pagar mi deuda por la ausencia de un artículo el domingo anterior, algunas líneas sobre mi última obra, titulada 'Poseído', para coro mixto y orquesta, escrita sobre el poema homónimo del arequipeño Alberto Hidalgo; con motivo de explicar, en algunas breves palabras, de qué consta esta obra, que fue estrenada el día miércoles 24 de julio de 2013, con la participación de la Orquesta y Coro de la Escuela Profesional de Artes de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, bajo la dirección de la maestra Pilar Lopera Quintanilla, y contando como solistas con la soprano Claudia Lizárraga y el tenor Fernando Ísmodes. Aquí va:

‘Poseído’, para coro mixto y orquesta, es una obra escrita sobre el poema homónimo del arequipeño Alberto Hidalgo, y es, en realidad, una obra metamusical, que encarna no sólo el contenido del texto, sino el doble mensaje de la pasión del compositor por la música. Alberto Hidalgo (Arequipa, 1987 – Buenos Aires, 1967), poeta arequipeño que participó intensamente en la vida intelectual de su tiempo, y a quien junto a Borges y Huidobro, se le considera vanguardista. Hace uso extensivo de la metáfora y autonomía de cada verso, con un lenguaje poético altamente subjetivo.

La obra está escrita en un lenguaje polimodal. Un cliché durante toda la obra es que en una cadencia que pareciera resolver en acorde mayor, concluya en menor (por ejemplo, en el mismísimo final), o que se juegue con el modo: mientras los violines arpegian un acorde mayor, el bajo hace una escala descendente menor antigua.Por otro lado, la obra posee forma libre, y los recursos utilizados para la unión de las distintas secciones es la utilización del juego con los modos mayor/menor, la aparición o modificación de los motivos más característicos de la obra y el empleo del coro por secciones, es decir, su participación no es fluida, mas bien se alterna con la de la orquesta.

Además, la adaptación del texto a la obra fue una tarea complicada, aunque en cierto punto, tomaba su rumbo independientemente del esquema inicial que se quería darle a la obra. El texto ha sido fragmentado, no se recita de un solo golpe, y alterna desde el estilo imitativo, solos, estilo coral, recitados sin entonar y recapitulaciones parciales (como en el caso del clímax de la fuga, donde el coro repite la primera línea del poema).

Se puede dividir la obra en 4 secciones, más introducción y coda. La introducción presenta 2 de los 3 motivos más importantes: en los violines primeros y el oboe, y en las maderas, trompeta y timbales. El tercer motivo lo constituye los cellos y bajos con las 4 notas de la escala descendente menor antigua, en la primera sección propiamente dicha. La primera sección, al igual que la segunda y tercera, poseen dos subsecciones que son idénticas. La atmósfera es agitada y calmada, respectivamente en las dos primeras secciones. La tercera sección alterna una atmósfera misteriosa con los solos de la soprano y un gran tutti orquestal de por medio. La cuarta sección la constituye la fuga, el recitado sin entonar y el clímax de la fuga, donde se cantan a la vez y en tutti, el sujeto y los contrasujetos de la fuga. La coda recapitula la introducción y añade un coral expresivo final, y concluye con un solo del tenor exponiendo el segundo motivo principal de la obra. La obra termina en C, primero mayor, y luego menor.
Se trató de ser fiel con la música a lo que el texto esta diciendo, y de conservar el sentido de unidad en toda la obra, pese a que el texto no es muy largo, la obra, con una duración de 11 minutos, fue un desafío. Es la primera composición escrita por este autor, en la que utiliza texto, y más aun, poético.

El estilo de redacción de Alberto Hidalgo, diferente al de la poesía tradicional, inspiró a la utilización de este nuevo lenguaje, estos nuevos recursos de forma y de estilo y a componer algo que se vea y oiga majestuoso, sin necesidad de emplear una gran orquesta.

Y aquí, el poema:

Por los cien mil y un ángulos del ser me posee la música
A través de los poros del alma me penetra hasta el fondo
pero luego es mi carne la que es suya

Cada violín me abraza
cada nota me besa
En la ignición de los sonidos
como una vela me consumo

Sonatas fugas sinfonías todo es sensual, sexual

Siento que los acordes
emprenden el camino hacia mi cuerpo
y mi cuerpo entre espasmos
se somete con gritos de silencio

La música hace una madre hasta de un hombre
cuando éste no tiene hijos
Yo como a un hijo quiero lo que escucho
A las orquestas siempre las arrullo en los brazos

Un desprendimiento universal algo cósmico
llegado de los supramundos del desconocido
entra en mis órganos en mis huesos en mi sangre
y se distribuye a lo largo de mi vida
Como si la tierra y todo lo que hay en ella
con sus árboles sus piedras y sus animales
como si el cielo y todo lo que hay en él
con sus estrellas sus vientos sus noches y sus días
como si todo lo creado se introdujera en mi

A no ser por la música yo me hundiría en diarias perversiones de flor
Ella me satisface como si fuera sexo.

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